LA LITERATURA SAPIENCIAL

  1. Sabiduría en el Antiguo Oriente y en Israel
  2. Sentido y alcance de la sabiduría en los grandes himnos y discursos sapienciales (Proverbios, Job Sirácida)
  3. Constantes y variantes de fondo y forma

4.1. SABIDURÍA EN EL ANTIGUO ORIENTE Y EN ISRAEL
Los libros sapienciales de la Sagrada Escritura son fruto maduro de un pueblo adulto; pero la Sabiduría es más antigua que Israel, Hasta nosotros han llegado testimonios escritos de literatura sapiencial, de Egipto y de Mesopotamia principalmente, del tercer y segundo milenios antes de Cristo. Sólo podemos referirnos a estos testimonios escritos. De la tradición no escrita, anterior o simultánea, no podemos hablar, aunque lógicamente la tengamos que suponer, sobre todo en ambientes de pueblos seminómadas como los que viven en el desierto o provienen de él y en los que saber leer y escribir es un privilegio de muy pocos.

4.1.1. Centros de cultura en el Próximo Oriente Antiguo
Las civilizaciones del Próximo Oriente Antiguo tuvieron sus centros de cultura en sus propios territorios. Las cortes de los reyes y príncipes o los grandes santuarios fueron los focos de cultura.
Desde hace siglos Egipto y Mesopotamia han sido considerados la principal cuna de nuestras culturas occidentales, Los documentos escritos desde el tercer milenio antes de Cristo así lo atestiguan. Conocemos parte de la vida real de estos pueblos, la movilidad de sus gentes en tiempo de guerra y en tiempo de paz. La cultura no permanecía en el lugar de origen, sino que recorría las rutas de las caravanas y llegaba a todas partes. Con los objetos manuales o de arte llegaban también las formas de pensar y de vivir, especialmente con las obras literarias. A éstas nos vamos a referir en los apartados siguientes.

4.1.1.1. Egipto
Egipto desarrolló desde antiguo la literatura sapiencial por medio de instrucciones o enseñanzas y también en pequeños poemas. En las instrucciones un rey se dirige al príncipe heredero, un magnate o visir a su hijo, un escriba a su sucesor; a todo alumno o discípulo se le llama indiscriminadamente «hijo». En algunos poemas se tratan los grandes temas que preocupan al hombre de todos los tiempos: los males de la vida presente, especialmente las injusticias, las dudas ante el más allá de la muerte, etc.
Entre las muchas instrucciones que total o parcialmente han llegado hasta nosotros, destacamos las siguientes:
  1. Máximas de Ptah-hotep: La importancia de su contenido es tal que pueden considerarse como el manual más antiguo para la formación integral del hijo de un magnate. Trata prácticamente todos los asuntos propios de un funcionario de la corte, Literariamente las sentencias de Ptah-hotep se parecen bastante al libro de los Proverbios. Ellas servirán además de modelo a otros escritos sapienciales con la misma finalidad.
  2. La instrucción dirigida a Merikaré: En una época de gran inestabilidad social, política y cultural el rey se dirige serenamente a su hijo. Sus consejos son espiritualmente elevados, nobles; no reflejan exactamente la situación socio-política de su tiempo, por lo que es de suponer que escribas posteriores intervinieron en la redacción que ha llegado hasta nosotros.
  3. La instrucción de Duauf-Jeti: La instrucción es una sátira de los oficios manuales, de todos ellos. En el breve poema desfilan el picapedrero, el orfebre, el calderero, el carpintero, el joyero, el barbero, el cortador de cañas, el alfarero, el albañil, el hortelano, el tejedor, el caravanero, el embalsamador, el curtidor, el lavandero, el pajarero y el pescador. El autor no tiene una sola alabanza, una palabra alentadora para estos oficios ni para los que los ejercen. La finalidad es evidente: que su hijo desee entrar en la escuela y llegar a ser un escriba; por esto ensalza la labor del escriba
  4. La instrucción de Ani: Es la lección continuada de una escriba, ya mayor y de tendencias conservadoras, a su hijo que se prepara para la vida en general y para ser escriba en particular. El hijo, cuyo nombre es Konsu-hotep, es más abierto que su padre a las nuevas corrientes, como corresponde a un joven; esto se descubre en el intercambio epistolar entre padre e hijo que se transcribe al final de la instrucción.
  5. La enseñanza de Amenemope: Es la más conocida y estudiada por su relación con Prov 22,17-24,11 desde su descubrimiento en 1923. Al principio algunos defendieron que Amenemope dependía de Proverbios; en la actualidad prácticamente existe unanimidad entre los autores: Prov es posterior a la enseñanza de Amenemope y depende literalmente de ella, aunque no servilmente. Es célebre el pasaje de Prov 22,20: «He escrito para ti treinta máximas de experiencia», que sólo se ha podido explicar satisfactoriamente a la luz de Amenemope XXVII 7-8: «Considera estos treinta capítulos [de los que consta la enseñanza], que instruyen y educan». Amenemope señala un hito en la sabiduría de Egipto por la profundidad de su humanismo y de su religiosidad.
  6. Las instrucciones de Ank-sesonqy: Están dirigidas a su hijo. Precede una introducción que cuenta las circunstancias adversas en las que el autor es encarcelado, como en la sabiduría aramea de AJíkar. Contiene una sabiduría práctica, un tanto cínica, de origen rural. Moralmente, en su conjunto, está muy por debajo de la de Ani o de Amenemope; literariamente utiliza mucho el recurso de la repetición. Las sentencias son breves, como refranes.
  7. Diálogo de un desesperado con su alma: Pasamos de las instrucciones a los poemas de tipo sapiencial. En el diálogo de un desesperado, el hombre, hastiado de la vida, desea morir; pero su alma no quiere seguirlo por miedo a lo que pueda suceder después. Se entabla un vivo diálogo entre los dos. El alma convence al hombre para que se entregue al olvido, que todo lo sana, y se dedique a la búsqueda de los placeres de la vida; así consigue que desista de su intención de suicidarse.
  8. Protestas del campesino elocuente: Magnífico ejemplo de oratoria egipcia. El campesino, despojado de sus bienes por un ladrón, acude a la justicia del país; expone su caso, que defiende con nueve discursos, y al fin se le hace justicia.
  9. El canto del arpista: El canto es la voz del escéptico-pesimista que, ante la fugacidad de la vida y lo incierto del destino final, anima al disfrute de la vida presente, ya que «ninguno vuelve de los que se han ido».

4.1.1.2.: Literatura sapiencial de Mesopotamia
El influjo de Mesopotamia y, en general, del oriente geográfico en Israel: en todas sus instituciones, y en particular en el Antiguo Testamento, ha sido casi un dogma cultural. Concretándonos a la literatura sapiencial, es un hecho irrefutable el influjo recibido de la literatura mesopotámica.
Los testimonios sumerios y asiro-babilónicos, que los especialistas clasifican entre los sapienciales, no son tan importantes como los de Egipto, pero forman un cuerpo respetable. Hacemos explícita mención de algunos de ellos.
  1. Poema del justo que sufre: El poema, cuyas primeras palabras son «Alabaré al señor de la sabiduría», es un himno de alabanza a Marduk, dios principal de Babilonia, por los beneficios recibidos. Desde que se descubrió en 1875 se ha considerado como el “Job babilónico” por las semejanzas con el libro canónico. El protagonista del poema, un devoto de Marduk, real-mente no presenta más que un solo problema en su largo monólogo: por qué Marduk permite que un fiel servidor suyo sufra tantas adversidades en la vida.
El autor cuenta sus males sin tener en cuenta a los que los causan. Parece que todo no es más que un asunto exclusivo entre él y Marduk, señor de los dioses y de los hombres
Todos, familiares y amigos, le han abandonado y le han dejado solo, probablemente en su enfermedad. Después de un año, la situación no ha mejorado. Surge una gravísima duda que afecta a los cimientos mismos de su fe religiosa: parece que no sirven de nada el culto legal y la veneración fiel de los dioses, pues la enfermedad sigue su curso imparable:
Pero llega la hora de la restauración gracias a la acción benéfica de Marduk que «puede volver a la vida al que está en la fosa». El agraciado reconoce ante todos el don de la salud y de la vida y da gracias a su benefactor Marduk.
En el poema queda claro que la vida entera y las disposiciones de Dios son un verdadero misterio para el hombre:
  1. Teodicea babilónica
Poema acróstico de 27 estrofas, cada una de las cuales consta de once versos que comienzan con la misma sílaba. Todo el poema es un diálogo entre un hombre que sufre (estrofas impares) y su amigo (estrofas pares). La causa del sufrimiento no es la enfermedad, como en el poema anterior, sino la situación social del protagonista: huérfano, pobre, despreciado y perseguido. Éste es precisamente el problema filosófico del diálogo, muy conocido en los ambientes sapienciales: por qué el pobre, el desvalido, a pesar de ser justo, piadoso y fiel, no es protegido por los dioses, sino abandonado por ellos a su suerte y a las injusticias de la sociedad. El amigo confidente responde a cada una de las quejas del afligido; al principio con los argumentos de la tradición ortodoxa: si sufre será por algún pecado oculto cometido; después amparándose en el misterio.
El autor del libro de Job repetirá más dramáticamente este mismo discurso, a excepción de la última conclusión del amigo, que responsabiliza a los dioses de haber hecho al hombre mentiroso y de burlarse del pobre, no del rico.
En la última estrofa las aguas revueltas se tranquilizan, el protagonista deja de quejarse y se somete al destino: pide ayuda a su amigo, confiesa serenamente su desgracia y se encomienda piadosamente a los dioses y al rey.
  1. Diálogo entre un amo pesimista y su criado: El texto presenta un extraño diálogo entre un amo y su siervo, en el que se mantiene rigurosamente una misma estructura, como se observa en 11 estrofas de las doce conservadas total o parcialmente:
  2. Orden del amo: «Siervo, obedéceme».
  3. Respuesta del siervo: «Sí, mi señor, sí».
  4. Contenido de la orden: «Tráeme el carro … », etc.
  5. Respuesta afirmativa del siervo, Justificando el deseo de su señor.
  6. El amo cambia de parecer.
  7. Respuesta del siervo, justificando la nueva actitud de su señor.
A primera vista sorprende la veleidad del amo, que expresa un deseo y al momento cambia radicalmente de parecer; además, llama poderosamente la atención la facilidad con que el siervo se adapta a la voluntad de su amo: ¿servilismo del siervo? Analizando más detenidamente el diálogo, se descubre que es el siervo el único que razona, por lo que su personalidad queda muy por encima de la de su señor. Aparece así la intención satírica del autor de este vivísimo diálogo.
El diálogo, como la vida real, nos enseña que no siempre van unidas, ni mucho menos se pueden identificar, riqueza con sabiduría, pobreza con necedad. El libro de los Proverbios, a su manera, nos dice lo mismo: «¿De qué le sirve al necio tener dinero para comprar sabiduría si no tiene seso?» (Prov 17,16).
  1. Disputas y fábulas
Otro apartado importante en la literatura mesopotámica lo constituyen las fábulas, cuyos textos han llegado hasta nosotros muy fragmentados e incompletos. En ellas discuten entre sí plantas y animales. Estas fábulas no son puros ejercicios literarios de la fantasía, sino reflexiones sapienciales sobre la vida, amargas críticas satíricas de la realidad social.
Cada uno de los personajes de las fábulas se proclama el mejor y el más útil para la vida. Se subrayan las cualidades más afines a las propiedades de plantas y animales. El veredicto final suele reflejar la cruda realidad, por lo que no necesariamente corresponde a lo que es justo. Las fábulas son, pues, críticas satíricas de las normas por las que se rige la vida en la sociedad.
  1. Dichos populares, consejos y proverbios
Estos géneros, que tanto éxito tuvieron en las culturas del entorno de Israel y en las sucesivas hasta nuestros días, fueron también conocidos en Mesopotamia. Son pocas relativamente las colecciones, o grupos de estos dichos y sentencias, que se han conservado; a pesar de ello, prueban más que suficientemente que debió de ser muy antiguo y familiar el uso del proverbio en las diferentes culturas que se sucedieron en el país mesopotámico.
  1. Sentencias de Ajícar
Estas sentencias forman parte de la novela de Ajícar, de origen arameo, pero sólo conocida por las versiones. La historia y sabiduría de Ajícar tuvo tanta difusión en el ámbito de la Media Luna que llegó hasta Elefantina (Alto Egipto, siglo VI a.C.) y se cita en Tob 2,1s; 2,10; 11,19; 14,10. Las enseñanzas de Ajícar están orientadas a la educación de la juventud.

4.2. : LA SABIDURÍA EN LOS GRANDES HIMNOS Y DISCURSOS SAPIENCIALES
Los llamados libros sapienciales representan una corriente autónoma dentro de la literatura veterotestamentaria. No pocos autores han querido ver en la literatura sapiencial una especie de manifestación deteriorada y falsificada de la auténtica visión de fe que poseía Israel. Sería un tipo de fe secularizada o emancipada. A ello invitaba la constatación del exiguo papel que en esta literatura representan categorías tales como la ley o la revelación.
La sabiduría, en la dimensión experimental a la que se refieren los sabios, alcanza por igual al saber teórico y al saber práctico .
En cuanto saber práctico significa la capacidad para orienta los propios actos al fin adecuado, capacidad que se podría traducir por habilidad, prudencia o astucia (Prov 14). La sabiduría significa además la vida moralmente honesta y virtuosa, religiosamente buena y podría ser traducida como rectitud moral o virtud (Prov 10, 27; 11, 1-2) .La sabiduría abarca, por tanto, todo el campo de la vida práctica y de acción.
En cuanto saber teórico trata de establecer reglas generales por las que se rija el comportamiento de los demás y el propio. Sabio es el que conoce la sabiduría y, sobre todo, el que sabe exponerla (Prov 22, 17; 24, 23). Sabio es, sobre todo, Yahvé, Dios de Israel, creador y gobernante de todo el universo. El es la Sabiduría y el autor de toda sabiduría (Prov 3, 19; 15, 3; 16, 1-33; Job 33-37; 38-42).
La proximidad del Dios de la fe en la vida de todo israelita orientaría la evolución de la sabiduría experimental de Israel hacia los ya conocidos temas veterotestamentarios. En la época postexílica, la sabiduría se concentrará ante todo en Dios y se convertirá pronto en la mediadora de la revelación. La reflexión sapiencial más reciente no prescinde de los antiguos temas de la ley y del culto (Eclo 24, 23-34).
Presentan varios géneros literarios :
El Mashal: Es el género propiamente sapiencial y se caracteriza por un dicho popular breve que fijaba experiencias de carácter universal.
El Epigrama: Sentencia culta y cuidada propia de escuelas, basada en el paralelismo y fórmulas comparativas.
Los Proverbios numéricosTienen finalidad didáctica y nemotécnica.
Las formas autobiográficasReflejan la presencia de un maestro que recopila y enseña.
Las formas didácticas: Tienen un fin específico.
Las formas dialógicas.
Las formas alegóricas: Provienen de fábulas antiguas.
Las formas oracionales: Tienen un fin reflexivo.

4.2.1. : Proverbios 8
En el capítulo anterior descubríamos una doble tipología femenina: la sabiduría y la mujer extraña y se nos ha ofrecido una descripción del trato con ésta última. Ahora hace acto de presencia la otra figura.
Invitación a la sabiduría: Su mensaje va dirigido al ser humano en general, aunque los más necesitados de sus palabras son los inexpertos y los necios. Los labios de la sabiduría profieren palabras justas. Su mensaje no se una jerga laberíntica y engañosa, sino franco y claro. Los vv. 10-11 presentan una concepción antropológica típicamente sapiencial: si el valor de la persona humana debe ser medido por su riqueza, entonces nada cuentan los metales preciosos o las joyas.
Discurso de la sabiduría: El conjunto del capítulo 8 presenta una estructura semejante a Prov 7: llamada con imperativos y advertencia; uso del género autobiográfico y nueva llamada a la recapitulación.
A lo largo de todo el capítulo. la sabiduría ofrece el perfil y los rasgos de una persona. Esta personificación de Doña Sabiduría ya había aparecido en Prov 1, 20-33. Pero, ¿cómo entenderla? En las literaturas de Egipto y Mesopotamia es frecuente encontrar la asociación de un dios o diosa de la sabiduría con la creación del mundo y del hombre, pero tal mitología repugna a la sensibilidad de Israel. Parece que el autor ha usado material antiguo, pero la cuestión sigue abierta.
En la primera parte la Sabiduría pondera el carácter insuperable de sus poderes y el incomparable valor de sus dones situándola muy cerca de la esfera de la divinidad. Sorprende la mención de la riqueza como don después de Prov 8, 10, pero la contracción es sólo aparente puesto que en la tradición sapiencial la riqueza es mala cuando constituye la principal meta del hombre.
La segunda parte confiere un aval divino alas pretensiones y ofertas de la Sabiduría pero sin olvidar su carácter de criatura. En la descripción de la etapas y elementos de la creación utiliza de tradiciones propias del A T .Se puede rastrear el papel intermediario de la sabiduría en el uso de términos como ” alegrar ” y” alegría ” .El ” estar con los hombres ” empalma con la exhortación final donde se obliga a mira atrás (Prov 7), a la siniestra casa de la “mujer extraña”.

4.2.2. : Job 28
Después de tres rondas en que Job y sus amigos han ido intercambiando ideas, sentimientos y posturas, sorprende este capítulo. dedicado a la sabiduría. Suscita varios interrogantes:
1)   ¿El autor del poema es el mismo que el del libro? Todos coinciden en que no desmerece del resto de la obra, pero no hay respuesta unánime.
2)   ¿Quien lo pronuncia? En el texto hebreo se trata de Job, pero hoy se acepta que es el autor del libro o una voz anónima .
3)   ¿A qué viene aquí? Puede ser una especie de descanso en la reflexión o abrir pistas para aceptar la intervención de Dios y comprender mejor la tesis fundamental del libro.
Para entender el contenido de este capítulo. hay que recordar que el tema de la sabiduría no es nuevo. Los amigos le han recordado que hay someterse a la sabiduría de la tradición; por otra parte el tema de la retribución es peculiar del ambiente sapiencial israelita. El presente capítulo está dividido en tres partes :
  • Los doce primeros vv. Describen la destreza del “hombre artesano” que penetra en la tierra a través de las galerías de la mina y le arranca sus tesoros ocultos, llegando donde nunca llegaron los más fuertes.
  • La segunda parte (N. 13-20) intenta responde a la pregunta: ¿dónde se encuentra la sabiduría? Es claro que no hay en el mundo nada que pueda equivaler al valor de la sabiduría, que no es objeto de mercado (ni se compra ni se vende).
  • La tercera parte confirma que la verdadera sabiduría sólo la posee Dios. Con ella lo hizo todo en la creación. Es inútil y perjudicial que el hombre intente alcanzar con sus propias fuerzas la sabiduría divina, pues inefable e inalcanzable. Pero, si es cierto que el hombre no puede penetrar el misterio de la sabiduría de Dios ni con su destreza ni con su dinero, no es menos cierto que puede escuchar, pedir y suplicar a Dios, amarle a él evitando el mal y participar así de la sabiduría divina. Este es el mensaje del último v.

4.2.3.: Sirácida 24
Es el comienzo de la segunda parte del libro donde no hay una estructura sistemática ni una exposición coherente y clara.
Los frutos de la sabiduría: Este poema en los manuscritos griegos lleva el título de ” Alabanza de la sabiduría “
  1. La introducción trae ecos de Prov 8 con la sabiduría personificada dispuesta a narrar sus excelencias a los hombres, pero su discurso ante la asamblea de Dios le confiere una naturaleza cuasi divina.
  2. Luego expone su origen divino y su poder cósmico, pero, a pesar de su rango, no deja de ser una criatura. La mención de la niebla fecundante apunta a GN 2 y la columna de nube está en relación con las tradiciones del desierto. Por tanto, la sabiduría forma parte de la esfera de Dios.
  3. Se nos habla de la funcionalidad de la sabiduría que está definida por la alteridad. Existe en cuanto dominación de la historia y establecida en Israel-Sión. De la morada celeste hemos pasado a la morada en Jerusalén. Ben Sira, piadoso escriba de Jerusalén, pretende insertar las tradiciones sobre la sabiduría en la historia patria; sólo en él descubrimos esta relación entre sabiduría e Historia de la Salvación.
  4. Se nos narra el crecimiento de la sabiduría tras su arraigo en la nueva y definitiva heredad, descrito con múltiples imágenes verticales. No podía faltar la referencia litúrgica.
  5. Aquí suena por fin la llamada de la sabiduría. Ofrece a los seres humanos los frutos que ha anunciado y que acaban creando en ellos una adición insalvable. Si la sabiduría intramundana alimenta a los hombres y los conduce hacia la felicidad mediante la superación de los obstáculos que le salen al paso, con más razón los nutrirá la sabiduría divina. El crecimiento interior del ser humano depende del espacio que haya dejado a la palabra de la sabiduría. (Relacionar con el pasaje de la samaritana)
  6. Constituye una de las páginas más decisivas de la literatura sapiencial (Eclo 24, 23-29). Ben Sira explica su concepción de la sabiduría: ya no se trata de una sabiduría práctica e intramundana, tampoco de una sabiduría basada en la experiencia personal o en la tradición cultural de los antepasados; se trata del contenido de la Torá mosaica. Con este salto mortal, identifica la Sabiduría con la Ley, algo impensable en los estadios precedentes de la evolución del concepto. De este modo resuelve dos problemas:
  7. a)   al señalar el camino seguro se supera el escollo de la crisis del conocimiento que tanta amargura presenta en el libro del Eclesiastés; y
  8. b)   consigue vincular sabiduría y legado histórico israelita. Las imágenes vegetales de la cuarta parte se completan con las acuáticas ya que el hombre necesita del “agua” de la Ley para su crecimiento.
Sabiduría del autor: Ben Sira se describe como el humilde canal que sirva para regar la humilde heredad. Pero si el que bebe del agua de la sabiduría tiene cada vez más sed de ella, el canal de Ben Sira se convierte en un río incontenible al servicio de la ” sed ” de los demás. Queda así diseñada su auto comprensión como sabio: la aurora es imagen de la llegada de la salvación de Dios en el A T.

4.3. : Constantes y variantes de fondo y forma
4.3.1.: Definición de sabiduría
Von Rad define la sabiduría como el ” conocimiento práctico de las leyes de la vida y del universo, basado en la experiencia”; para Crenshaw, la sabiduría es “la búsqueda de la auto comprensión en términos de relación con las cosas, la gente y el Creador”. La definición de Crenshaw nos parece la más ajustada.
La mayor parte de los contextos en que aparecen hakam hokmah están en relación con la inteligencia práctica: destreza y habilidad; astucia e ingenio. “Sabia” es, entre otros casos, la persona que despliega una pericia especial en el ejercicio de un oficio o en el desempeño de una función. Está también en relación con la habilidad para gobernar. La sabiduría bíblica está radicalmente vinculada a la toma de decisiones éticas. Hasta tal punto esto es así, que no es extraña la identificación, sobre todo en Proverbios, de sabio y honrado (por contrapartida, de necio y malvado).
La hokmah va con frecuencia vinculada a ideas religiosas, de tal modo que en ocasiones equivale a la piedad del hombre. El sabio posee la suficiente perspicacia religiosa como para descubrir que Dios ha creado (y que gobierna) el mundo y que él mismo forma parte del entramado creatural.
Una definición de la sabiduría bíblica: la actitud y el método conducentes a la autorrealización del hombre, tanto en la esfera humana cuanto en la profesional. Si Israel concebía al hombre como una creatura entre las creaturas, es lógico pensar que la autorrealización se expresaba en términos de relación con el mundo, con los demás y con Dios. Así, podemos hablar de una sabiduría de la naturaleza, de una sabiduría social y de una sabiduría teológica.

4.3.2.: Experiencia y conocimiento
La sabiduría israelita, se nutre de una decidida confianza en las posibilidades del conocimiento humano. A partir de la experiencia (especialmente comunitaria), el hombre es capaz de deducir principios generales que le ayuden a buscar la autorrealización en los órdenes cósmico y social. La tarea del maestro de sabiduría consiste en transmitir conocimiento mediante la ordenación crítica de sentencias.
La sabiduría es un bien al alcance del esfuerzo voluntarioso del hombre. Dios, en su acto creador, ha establecido un orden; y al hombre ha confiado su descubrimiento y su mantenimiento. El camino de la sabiduría conduce al descubrimiento ya la aceptación de dicho orden. Quien se ajusta a él será feliz; quien se resiste está abocado a la autodestrucción.
Hasta ahora hemos tratado de exponer a grandes rasgos las consecuencias derivadas de la confianza en las posibilidades del conocimiento, sin embargo, hay algunas sentencias que ponen sutilmente en tela de juicio esas posibilidades. Puede que, con el transcurso del tiempo, los propios sabios fueran siendo más conscientes de los límites de la sabiduría empírica intramundana y de la necesidad de someter todo al juicio definitivo de Dios .
La confianza en que la sabiduría puede conseguir sus propósitos cede terreno ante la irrupción de situaciones azarosas en la vida del hombre. En el AT no hay una sola página canónica en la que se proponga con claridad la existencia de un principio del mal ajeno e independiente de Yahvé. El escepticismo respecto a la consecución de la sabiduría implica en ocasiones la duda sobre la posibilidad de conocer a Dios.
4.2.3.: Las diferentes respuestas al fracaso epistemológico
Lo más llamativo en esta línea radica en la personificación de la sabiduría. Su autoridad, es prácticamente divina. No aceptar el saber que ella propone equivale a rechazar el temor del Señor. Las sorpresas no paran ahí , pues en algunos textos nos enteramos de que la Sabiduría tiene su origen en Dios mismo. Según Prov 8,22-31, se trata de un ser primordial, creado por Dios y testigo excepcional de la obra de la creación. También Ben Sira (Eclo 24) recurre a esta concepción.
En el orden cósmico funcionaba una especie de paradigma moral que se encargaba de la adecuación de una acción con su resultado. El libro de Job es ejemplar a este respecto: si el orden al que debe someterse el hombre no es fruto del azar, sino de la suprema sabiduría de Dios, los desajustes entre acción y resultado pertenecen a la categoría de la ilusión o a falta de perspicacia por parte del hombre. Ben Sira, en cambio, prefiere la huida hacia adelante. La sabiduría con la que Dios creó el mundo se entrega a los hombres, habita entre ellos y tiene un nombre: Ley. Qohelet no cree que el cosmos sea una entidad moral, ni en su estructura ni en sus funciones. Lo mismo da ser sabio que necio, porque a veces la acción sabia proporciona resultados que se esperarían de una actitud necia, y viceversa.
Job se mueve en unas coordenadas muy distintas a las de Qohelet. La doctrina de la retribución se desploma, en boca de Job, de la manera más estruendosa. Su “caso” personal pone en entredicho la teología israelita: o Dios ignora la realidad humana o actúa de mala fe. La sabiduría es aquí concebida como don, un don concedido por Dios a quienes le temen. El deseo de Job de encontrarse con Dios se cumple con creces. Los discursos de Dios en los cc. 38-41 son pura teología de la creación.
4.2.4. Función de la teología de la creación
La sabiduría piensa resueltamente en el marco de una teología de la creación. La fe en el Dios creador va unida a la fe en un Dios retribuidor. En el marco de la teología del AT, los conceptos de creación y caos son inseparables. Según algunos autores, la creación no es un dato primario de la fe de Israel, sino el soporte de la historia de la salvación, es decir, que su papel quedaría relegado a un segundo término en favor de la obra redentora histórica de Yahvé.
El caos se manifiesta tanto en la perversión como en }a ignorancia humanas. Dios no sólo oculta al hombre maliciosamente el tiempo oportuno para actuar, sino que le priva sobre todo del acceso a su misterio. En consecuencia, a la malicia y la ignorancia humanas como elementos distorsionadores del orden habrá que añadir las dudas sobre la presencia divina y su grado de eficacia en el mundo del hombre.
Los sabios introdujeron sus especulaciones sobre Doña Sabiduría precisamente en el contexto de la teología de la creación. En el pensamiento sapiencial, la teología de la creación pretende responder, a la cuestión de la teodicea, es decir, de la defensa de la sabiduría y la justicia divinas. En consecuencia habrá que desterrar la creencia de que la teología de la creación es una sierva de la Historia Salutis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"Entiende para creer, cree para entender" (San Agustín, Sermón 43)